segunda-feira, 29 de agosto de 2016

" Tus padres se habían ido a no sé dónde
      y la casa se quedó para nosotros,
      lo mismo que el convento abandonado
      del poema de Jaime Gil de Biedma.
      Con la música a tope, preparaste
      una mezcla explosiva en una jarra
      mientras yo te quitaba, dulcemente,
      la ropa de cintura para arriba.
      llenaste las dos copas hasta el borde.
      Bebimos. Nos entró la risa tonta,
      y se nos puso un brillo en la mirada
      que subrayaba nuestra juventud,
      y nos besamos como en las películas,
      y nos quisimos con en las canciones.

      Cuando la realidad era el deseo
      y nuestro reino no era de este mundo "

           Luis Alberto de Cuenca.

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