quinta-feira, 22 de junho de 2017
" Lo que para el cuerpo físico es el orgasmo lo es para nuestro cuerpo espiritual la felicidad. Es una sensación corta y abrumadora, es aquella iluminación que buscan los místicos y los poetas. No se puede ser feliz durante años o durante días enteros. Ni tan siquiera durante unas horas seguidas. Dostoyevski la describía como un preludio de la epilepsia. Rilke habla de la " ferocidad " de la felicidad : es la belleza llevada hasta el límite de lo soportable, más allá del cual empieza el dolor. Tal vez sea Goethe quien mejor intuyó el criterio de felicidad : se es verdaderamente feliz cuando uno quiere que se detenga el tiempo, para conservar aquel momento por toda la eternidad. En cierta manera, la propia vida adquiere sentido si, en la serie infinita de momentos banales, grises, tristes, vergonzosos, ruines, miserables, aburridos de los que se compone cualquier vida se ha encendido, sin embargo, alguna vez, aunque sea una sola, la centella emocionante de la felicidad. " Viví una vez como los dioses y ya no hay otra cosa que desee ", escribe al respecto Hölderlin. Ésa es la verdadera felicidad... "
Mircea Cartarescu.
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