" La Conciencia de España, ese
aire estancado,
ese rostro del bufón Calabacillas,
la mano helada de Lope de Aguirre
firmando y añadiendo a su nombre: traidor,
y siempre, al final, esa blasfemia
que escupe, con más odio que miedo, el último
alarido
de los ajusticiados.
Pero también los ojos limpios
de la resplandeciente locura del Quijote,
el valor admirable de Cortés,
el entierro de Durruti "
José María Álvarez.
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