" Tus ojos, bella Flora, soberanos,
y la bruñida plata de tu cuello,
y ese, envidia del oro, tu cabello,
y el marfil torneado de tus manos,
no fueron, no, los que de tan ufanos
cuanto unos pensamientos pueden serlo,
hicieron a los míos, sin quererlo,
tan a su gusto victoriosos llanos.
Tu alma fue la que venció la mía
que espirando con fuerza aventajada
por ese corporal apto instrumento,
se lanzó dentro en mí, donde no había
quien resistiese al vencedor la entrada,
porque tuve por gloria el vencimiento "
Francisco de Medrano ( 1570-1607 )
Sem comentários:
Enviar um comentário