terça-feira, 17 de maio de 2016

" Tus ojos, bella Flora, soberanos,
        y la bruñida plata de tu cuello,
        y ese, envidia del oro, tu cabello,
        y el marfil torneado de tus manos,

        no fueron, no, los que de tan ufanos
        cuanto unos pensamientos pueden serlo,
        hicieron a los míos, sin quererlo,
        tan a su gusto victoriosos llanos.

        Tu alma fue la que venció la mía
        que espirando con fuerza aventajada
        por ese corporal apto instrumento,

        se lanzó dentro en mí, donde no había
        quien resistiese al vencedor la entrada,
        porque tuve por gloria el vencimiento "

         Francisco de Medrano ( 1570-1607 )

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