segunda-feira, 25 de janeiro de 2016

"  Dejó el vaso, se tumbó, y ella se echó junto a él. Juntos, dijo. Abrázame, apriétame fuerte, dijo. Besa las pestañas, es el amor más grande, dijo, helada, extrañamente temblorosa.
   Él, entonces, la abrazó, y la apretó, y besó las largas pestañas onduladas, y era la prima noche, y la apretaba con todo su amor morral. Más, decía ella, apriétame más, apriétame más fuerte. Oh, necesitaba su amor, lo quería aprisa, quería mucho, pues la puerta iba a abrirse, y se apretaba contra él, quería notarlo, lo apretaba con todas sus mortales fuerzas. Con voz queda y febril, le preguntaba si se encontrarían después, allá, y sonreía ella misma diciendo que sí, que se encontrarían allá, sonreía espumándole un poquito de saliva en los labios, sonreía diciendo que estriñan siempre juntos allá, y sólo el amor de verdad, sólo el amor de verdad allá, y la saliva le caña ahora en el cuello, sobre el vestido de esperas "

        Albert Cohen ( 1895-1981 )

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